Toro, Spain
Calle Corredera, 23,
N/A
+34980690157
Inmejorable en todos los sentidos. Nos cancelaron de otra bodega cercana cuando ya estábamos en la puerta esperando a las 2 del mediodía y después de llamar a varias bodegas de la zona que no tenían visitas disponibles en ese momento, en bodegas Valdigal nos hicieron el favor de realizar la visita. Además nos permitieron acudir con nuestro perro, lo cual era impensable en otros sitios. La bodega se sitúa en una casa del siglo XVII y conserva muchos de los elementos originales. Es una visita diferente, donde se aprende mucho sobre la elaboración antigua (y no tan antigua) del vino en una región con mucha tradición y solera. Tras visitar la bodega subterránea, nos ofrecieron una cata de todos sus vinos (varios exquisitos) acompañada de todo de tipo de embutidos y quesos de primerísima calidad. Todo esto nos salió a 7 euros por persona. Precio ajustadísimo y una experiencia genial. Además, la familia que lleva el negocio es encantadora.
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Bodega tradicional y bien conservada donde degustar buen vino y poder comprarlo en su amplia y variada tienda. También venden otros productos de la tierra como legumbres y queso. Un buen lugar sin duda con una buena relación calidad/precio.
Carlos un magnífico anfitrión de la bodega. Nos enseño la bodega de manera excepcional y muy cercana. Luego con la cata de vinos de la bodega nos encantó. 100% recomendable
Vinos extraordinarios; añadas magníficas a buen precio. Totalmente recomendable.
Queremos felicitar a Fidel por su excelente profesionalismo y pasión por sus vinos, por su bodega, nos ha encantado muchísimo la visita guiada y la cata de vinos. Qué sigan los éxitos e invitamos a todos los que quieran visitar la antigüedad del vino que son pocos las bodegas antiguas que aún quedan en Toro.
Hicimos la visita de la bodega con cata de vinos. La bodega impresionante y la cata de vinos nos encantó. Todo bien explicado y hemos aprendido alguna cosa sobre vinos. Lo pasamos genial!
Muy atentos. Nos aconsejaron sobre los vinos de la zona y nos enseñaron la bodega antigua que conservan en los sótanos del edificio. Volveremos
Lo mejor: la visita a una bodega antigua, pequeña y familiar, a modo de museo, y el acompañamiento de cómo se utilizaba antiguamente cada utensilio para elaborar el vino. Muy buen trabajo de conservación. A mejorar: el inicio, y la entrada al local y comienzo de la visita por la zona del bar, mientras los lugareños beben y hablan a gritos. En nuestro caso, faltó que viniera la persona que habitualmente lleva y explica la cata y los vinos de la propia bodega.
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